diciembre 07, 2008

Facebook, el museo de lo cotidiano

La primera vez que me hablaron de Facebook, me dijeron, textualmente, que se trata de una comunidad creada en Internet donde se puede localizar a gente de la que no sabemos nada hace mucho tiempo. Sencilla e injusta definición para tan basto universo. Yo definiría Facebook como un virtual museo de lo cotidiano, entendiéndose este adjetivo como el enfoque que queremos enseñarle al mundo de nuestra rutina. Dicho de otra forma, Facebook es un entorno en el que seleccionamos lo que queremos mostrar de nuestra vida y, naturalmente, a aquellos con quienes queremos compartirlo.

Una de las herramientas más populares de Facebook es el buscador. Mucho se ha hablado acerca de la peligrosidad moral que encierra esta herramienta, por cuanto pone un precio barato a la intimidad de cada uno, aunque mí me interesa mucho más la naturaleza de las propias búsquedas. Normalmente, se utilizan para localizar a aquellas personas a las que hemos perdido el rastro hace tiempo, interesándonos de forma benévola por su situación actual. Haré un alto en el camino. Pensemos un segundo en la selección natural, y aferrémonos a ella para lanzar al aire una reflexión. Si los dinosaurios fueron elegidos para desaparecer, ¿No pasa lo mismo con aquellos que fueron nuestros amigos pero, un día, dejaron de serlo? ¿Debemos emular a Michael Crichton y devolverlos a la vida, 65 millones de años después, o simplemente aceptar que las personas aparecen en nuestras vidas, sin estar todas obligadas a permanecer?

En Facebook, encontramos a personas con listas de amigos apabullantes. Decenas, centenas, miles, millones de amigos. Es posible que haya comenzado una competición subterránea para ver quién es capaz de reunir a más gente en su agenda. Más que de una lista de amigos, hablamos de un interminable álbum de fotos de gente que ha aparecido en algún momento en nuestra vida. Aquí entra la curiosidad mórbida del ser humano. ¿Nadie se ha parado jamás a pensar qué habrá sido de aquel chaval con el que jugábamos a fútbol en el recreo, o de aquella chica que se convirtió en la primera que nos robó el corazón? Facebook es la herramienta perfecta para compararse con los demás, y medir el efecto de las decisiones tomadas hasta el día de hoy. Ver el perfil de otras personas puede llevarnos a replantearnos todos los pasos dados hasta hoy. Podemos encontrarnos con gente feliz, casada, sonriente, con niños, un perro, un jarrón chino en el salón y muchas flores en el jardín. ¿Es usted el que mira la foto o el que la exhibe?

Hemos hablado del perfil, pero no nos hemos detenido. El perfil reúne todo aquello que queremos mostrar al personal. En él, nos presentamos, y hablamos de temas tan interesantes como nuestra situación sentimental, nuestros gustos y nuestras inquietudes. Es el resumen del libro de nuestra vida. El que lo lea y no nos conozca, tendrá una pista para saber si quiere comprarlo o no. Un tema que merece ser tratado es la foto que exponemos en portada. Para aquellos a los que la vida ha tratado bien, sugiero una en primer plano, sonriendo si es posible, para levantar envidias. A los que no puedan decir lo mismo, no hay problema. Foto alejada, en un paraje extraordinario. Que se note que hemos viajado en estos años, aunque sea una vez. Analizando casos reales, observo que la gente es muy cuidadosa con la imagen elegida. Poses indisimuladas, toques artísticos, sonrisas inmaculadas. La mejor versión de cada uno, pues para algo podemos elegir. Ya que nos buscan, que nos vean, y que nos vean bien. Que se torturen viendo lo guapos que nos hemos vuelto. Que sufran. Que padezcan.

Termino ya con Facebook, mediante tres reflexiones,

1 - Si usted tiene amigos a los que no quiere mezclar, no se registre. O regístrese dos veces, sin permitirse ningún error.

2 - Lo más adorable de Facebook es la impúdica exhibición freak que nos permite. Podemos hacernos fans y seguidores de todo lo imaginable. Si quieren gritar su amor por los Conguitos, la música de Parchís, o el lanzador de pompas de jabón, no se corte. Su alma gemela habrá creado un grupo de seguimiento, y estará encantado de acogerle. Y si no existe el grupo, créelo. Alguien se lo agradecerá.

3 - El muro de Facebook es el tablón de teletipos más perfecto jamás creado. Usted será informado de todo lo que hacen sus amigos. Y cuando digo todo, es todo.

Se me olvidaba. Si quiere que le agregue, dígamelo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy más de tuenti que de facebook, el segundo es más de rollito internacional pero siempre es interesante cotillear a los que nos rodean.

Anónimo dijo...

Agrégame :)

Anónimo dijo...

Te invitamos a conocernos.
https://www.facebook.com/MuseodeloCotidiano?ref=hl

Anónimo dijo...

me parece una buena reflexión