septiembre 30, 2008

Pa' mí..

El mundo es un gigantesco telar cosido por momentos que pocos ojos han observado. Pasé tres días en un pueblo de la Mancha, junto a familiares que no veía hacía demasiado. Trece años es la luna agotada por cerrar tanta noche; es demasiada lluvia para que sobrevivan todas las huellas. Es un tío de mi padre que perdió la vida hace unos meses, sin yo estar allí. Es mi padre contándome uno de esos momentos con la voz quebrada. Es la vida, sin más.

La enfermedad había hecho mella en Anastasio, mas aún quedaba vida en sus ojos. El cáncer había dado tregua para la romería. Cada año, en primavera, salía con los suyos en procesión para acompañar a la virgen. Faltaba media hora para salir a la calle. Escolástica, su mujer, acudió a él con un frasco de agua de colonia. Se miraron brevemente, aguantando un suspiro. Una estampa con valor de setenta años. Ella no abandonó la colonia en las manos de su amado. Prefirió echársela con el cariño de siempre. Le sonrió con orgullo y amor eterno. Olió el perfume.

-Hueles muy bien, pero tu eres pa' mí.
-Y tú pa' mí.

Me retiro, con vuestro permiso. No hizo falta nada más.

1 comentario:

Héctor dijo...

Cierto, no hace falta nada más. Doce palabras dicen más que mil páginas. Esos momentos, esas situaciones, hacen que el tiempo se detenga en un instante en el que no existe ni la enfermedad ni la muerte, sólo dos seres que se aman con sinceridad.

Por desgracia, el tiempo es el bufón de la baraja que se ríe de nosotros. A veces.