Reparé en ella a pesar de que su voluntad era pasar desapercibida. Entró en el vagón, y se situó a mi lado, inmóvil, descansando su espalda contra la puerta. Por sus rasgos, pude deducir que era extranjera. Su vestimenta era sencilla, aunque pulcra. En su mano llevaba una pequeña caja, llena de mecheros y paquetes de pañuelos de papel. Al iniciarse el andar del metro, la joven dio un paso hacia delante, pasó por mi lado, y se detuvo a un par de metros a mi izquierda. Observé como cerraba los ojos, tomaba aire y se preparaba para hablar. Su voz escondía timidez, pero fue valiente para decir lo que nosotros no querríamos decir nunca. Que estaba desesperada, que tenía dos hijos, y que necesitaba ayuda. Que vendía mecheros y pañuelos de papel al precio de la voluntad. Algo me hizo pensar que decía la verdad.
De pronto, la joven retrocedió, miró alrededor, y se dirigió al otro extremo del vagón. Empezó a caminar entre la gente, ofreciendo su humilde mercancía. Sus palabras eran contestadas por miradas que caían al suelo. Ya sea por culpa o cobardía, nadie la miró a los ojos. Se detuvo antes de lo previsto, derrotada, quedándose junto a la puerta, para salir al andén. No llegó hasta donde me encontraba. Ahora me arrepiento de no haber dado yo unos pasos para darle una moneda. Recuerdo que cuando ella abandonó el vagón, la gente volvió a sus estúpidas conversaciones, con el alivio del que suelta el aire largos segundos retenido. Si tan convencidos estabáis de que mentía, ¿por qué huyó de sus ojos vuestra mirada?
Arquero Urbano
2 comentarios:
¿Crees que la gente pensaba que mentía? simplemente no quería involucrarse.
-Bastantes problemas tengo yo como para preocuparme por los de los demás-
Desafortunadamente estamos demasiado acostumbrados a ver este tipo de cosas y bajando la mirada evitamos en cierto modo el sentimiento de culpa.
La insensibilización está globalizada, y dificilmente puede nadie echar el culo fuera con respecto a eso.
Vamos mal, qué duda cabe...
PD: Esa canción llevaba días rondándome la cabeza y no conseguía dar con ella. Gracias, precioso.
M.S
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