octubre 03, 2008
Tropic Thunder. ¡Una Guerra muy Perra!
Si algo hay que reconocerle a Ben Stiller con su última película, es la habilidad para vender como una comedia disparatada lo que es, a mi juicio, uno de los más desternillantes ejercicios de mala leche que haya dado Hollywood en los últimos años. Stiller ha aprovechado un entorno absolutamente hostil para el talento, en el que afloran una preocupante crisis de creatividad, continuas huelgas de sindicatos (guionistas, actores), una indisimulada invasión publicitaria y la continua re-explotación de fórmulas antiguas, para lanzar una corrosiva mirada sobre todos y cada uno de los elementos que han convertido Hollywood en un vaso de agua demasiado sucia para beber.
Tropic Thunder pone pronto las cartas sobre la mesa, y arranca con un impagable fake, consistente en la parodia de 4 trailers (la séptima secuela de una saga, un videoclip obsceno de una neo-star, una comedia escatológica y un drama presuntamente profundo con tintes homosexuales) que aparecen como el resumen perfecto de las tácticas de Hollywood para llenar la taquilla. A partir de ahí, arranca una comedia coral sobre el imposible rodaje de la "mejor película bélica de la historia", y que podíamos etiquetar como la enésima obra financiada por un magnate sin escrúpulos, dirigida por un pobre hombre, escrita por un farsante, y protagonizada por un elenco de estrellas "irrepetible".
En Tropic Thunder hay muchos elementos a tener en cuenta. El primero es la metafórica muerte de un director que vuela por los aires sin venir a cuento. A nadie escapa que, en el Hollywood actual, la jerarquía la marcan el dinero de los productores y el poder mediático de los actores. Pocos se acuerdan de quien dirige el 90% de las películas. Ya ni os pregunto por quién escribe los guiones. En la obra de Ben Stiller, la falsa película se construye sobre un imprevisto ejercicio de raza, liberal, que se basa en la intuición de unos actores que, de pronto, se han visto sin director y con un guión que nadie ha leído. El monólogo reivindicativo de Steve Coogan como director es detenido de golpe, sin fisuras, por la contundencia del productor, un ser poderoso, ambicioso y amoral que encarna un sorprendente Tom Cruise. Las cartas en Hollywood, están marcadas, y es difícil pensar en un sitio para el autor en la baraja.
Mas allá de lo comentado, el punto fuerte de Tropic Thunder es, sin duda, el retrato de los cinco pretendidos actores. El elenco reúne a la vieja gloria a rescatar (Ben Stiller), al chaval prometedor (Jay Baruchel), al divo insoportable (Brando T. Jackson, como Alpa Chino), al profesional irreductible (Robert Downey Jr), y a la estrella despendolada (Jack Black). Stiller aprovecha la interacción entre ellos para sacar sus armas y disparar contra todo lo que se mueve. No queda nada por el camino. Sin entrar en detalles, quiero destacar el personaje del genial Robert Downey Jr. Es el retrato perfecto de Hollywood, desde su construcción hasta su redención, con lo que ni una sola de las frases que pronuncia merece el despiste al ser escuchadas.
Tropic Thunder es un escondido acto de denuncia y esperanza. Un acto de guerra, como el que anuncia su merchandising, contra la crisis creativa que viven los estudios de Hollywood, pero también una demostración de talento que no todos esperábamos de Ben Stiller.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario