Confieso haber relativizado, tanto en mis conversaciones como en mis reflexiones, la hipnótica figura política de Barack Obama. A pesar de la energía de sus discursos y el progresista contenido de los mismos, mi desconfiada mirada hacia la mentalidad anglosajona me hacía pensar que, tras el maravilloso maquillaje renovador, había un trasfondo conservador que iba a ser imposible de vencer en la puesta en práctica del ideario. ¿Era osado comparar a Obama con la izquierda progresista, o su realidad estaba más cercana a lo que aquí llamamos centroderecha? No podemos aún responder a esa pregunta, pero debo reconocer sin paliativos que los inicios de Obama están desafiando mis expectativas más optimistas.
En tan sólo unos días, su plan (como presidente, no como candidato), ha incluido un autocrítico y enérgico discurso de investidura, el anuncio del cierre irrevocable de Guantánamo, la llamada urgente a la política multilateral (sin rehuír un liderazgo que se le presupone y exige), e incluso la intención de desafiar la Crisis Económica a través de la implantación de la llamada “Economía de la Energía”. Sí, amigos. El presidente de los Estados Unidos de América maneja la transgresora idea de invertir en energías renovables, crear valor añadido para la economía a través de la protección del medio ambiente, e incluso tratar de arrastrar a China y la India a una puesta en común global de dicho sistema.
Cabe pensar que, en un contexto económico en el que incluso las más potentes industrias están siendo sacudidas por la crisis, Obama puede gozar de cierta independencia a la hora de llevar a cabo su plan de medidas. ¿O no es razonable pensar que la influencia de un mastodonte herido que necesita a su presidente es menor que la de un mastodonte altivo que no deja actuar a su presidente? Hay algo cierto, y es que, en este momento, prima la sensación que todos estamos pendientes de Obama. Si me apuráis, más que del presidente que cada uno albergue en su nación. ¿Por qué razón? Hay una obvia necesidad de esperanza pero, además, puede que Obama esté inaugurando una ideología que no existía.
Veo en el discurso del nuevo presidente madurez, sensatez, modernidad, convicción, autocrítica, progresismo y una implacable comprensión del mundo en el que vivimos. Tiempo habrá para medir a Obama, pero no veo en él el populismo exagerado de la izquierda conocida, ni el rancio gesto de la derecha neoconservadora. Obama, ante la crisis, llama a la esperanza, pero también al esfuerzo. Parece decidido a liderar un plan mundial, pero también quiere dejar claro que si queremos salir de ésta, nos toca arrimar el hombro. En el ideario de Obama, la población, además de eslabón al que proteger, es un componente innegociable a la hora de luchar.
A pesar de este esperanzador retrato de los primeros días del presidente, no quiero bajar la guardia por el momento. No obstante, me hallo sorprendido, y lo proclamo. Hoy os traslado la pregunta que me hacía esta mañana, y con ella termino. ¿Y si resulta que Obama, al final, está capacitado para reinventar el Mundo en el que vivimos?
3 comentarios:
Además va a hablar ¡¡¡y a escuchar!!! a Oriente Medio. Me parece que, con el giro (obligado) en economía y los cambios (de la mano de ésta) en política -al menos en cuanto a dirigentes se refiere- que estamos protagonizando algo importante, algo como la revolución industrial que vio/hizo nacer el capitalismo, pero (ojalá) a la inversa. ¡En el foro económico mundial -en el de los del "Norte"- ¡se está hablando de condonar la deuda! (aquí falta un emoticono, sin duda)
Me preocupa el excesivo mesianismo alrededor de este hombre. No creo que vaya a poder responder a estas expectativas. Además tiene delante el toro de la crisis, la peor en 70 años. Puede que el actual marco de recesión dure entre 5 y 10 años.
Bueno, habrá que esperar, pero hasta el momento la esperanza se mantiene... que no es poco.
Mi visita a Berlin esté Julio coincidió con la de Obama (¿o debería decir que la de Obama coincidió con la mía?) y Resultó impresionante ver una buena parte de Unter den Linden atestado de gente simplemente para verle salir de Hotel...
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