Si le hubiera dicho que las paredes eran blancas, la hubiera creído. Igual que si hubiera comentado que eran grises, amarillas o moteadas. Incluso que no había paredes. Él estaba absorto, ausente, explorando los digitales recovecos de la pantalla táctil de su smartphone. Tras varios minutos removiendo la cuchara en una taza vacía, ella le habló, reclamando su atención. Ya estaba cansada de mirar con envidia al resto de mesas. No a las ocupadas, sino a las que deberían llenarse de gente ávida de conversación. Él contestó vagamente, sin levantar la cabeza. ¿Qué diablos ocurría? ¿Ya no había nada?
Finalmente, ella decidió arriesgar, cogió su teléfono y abrió aquel horror contemporáneo llamado whatsapp. Escribió rápido, llevada por una extraña inspiración, y pulsó el botón de enviar.
- ¿No lo entiendes? Yo tan sólo sueño con ser tu Trending Topic...
- Él levantó la cabeza. Y muchos habrían jurado que sonreía.
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