marzo 29, 2009

Manuscrito de un Domingo Lastrado

Domingo, 29 de marzo de 2009

Dicen de mí que soy el séptimo día, que en mis horas hay descanso para el guerrero, y que mis últimos destellos llevan olor a madera ardiendo. Son muchos los amaneceres que habéis despreciado por seguir durmiendo, y aún más los ruegos que habéis cantado para que no os abandone a merced de mis hermanos.

Sabéis que mis mañanas son distintas, y huelen a chocolate caliente y a sábanas estiradas por mil bostezos sin despertador. O que en mis horas tempranas podéis pasear junto al mar, correr tras un perro fiel, o comer nubes de algodón. Conmigo os vestís de gala para salir a la calle, aprovechando el mediodía para sentiros familia por una vez, y mis tardes para llenar calles de pisadas, cines de miradas fijas, y cafeterías de conversación. Me odiáis por las noches, por no durar mil horas más e impedir que el lunes os obligue a maquillaje, café y una fría ducha para despertar. Me pedís sol en verano para broncear vuestra piel, y frío en invierno para hacer de las mantas un santuario. Me oís hablar con la voz del viento entre cometas, o desde el trinar de un campanario anunciando misa de doce, pero sé, a pesar de todo, que nunca me escucháis.

Son muchas las veces en las que me haría corpóreo, y compartiría con vosotros lo visto en tantas y tantas jornadas. Ayer os habría contado que me sentía indefenso por la hora que me robaron sin avisar, y que hizo de vuestra noche un sendero más corto que de costumbre. Pensaba en las oportunidades perdidas, y que tal vez alguien sería feliz de haberle regalado un tiempo que no ha existido. También os díría que me encanta observar a quienes me ven como un día más, porque su rutina me convierte en cualquiera de las mil briznas de hierba de un jardín sin cuidar. Son ellos los que me tratan como un día normal. Son ellos los que no me odian cuando me apago por la noche.

Ayer, fui un día lastrado, esperado y maldecido. Fui una sonrisa entre caras serias; la de una joven en bicicleta, a eso de las diez, que escuchó el susurro de un flautista vagabundo, y pintó en su rostro una media luna. Pero ante todo, fui el aroma transportado por los restos de un poema que arde lejos, y que habla de un lienzo en el que el despertar es distinto y mágico, y huele a chocolate caliente. Y a sábanas estiradas por mil bostezos sin despertador.

Fdo. Domingo, 29 de marzo de 2009.

marzo 15, 2009

La Cascada

A los que preguntan,

Un día, todo cambió, y las rimas de los poemas se convirtieron en gotas de sangre reseca. El camino tantas veces andado desapareció, llevándose el Sol que ardía a mi espalda, y dibujando un horizonte pintado a lápiz desgastado. Ese momento fue distinto a otros. No divisé el río que caía en cascada, golpeando con fuerza las piedras que me impedían saltar. Aquella jornada, la existencia llegó como un relato imposible de terminar, con el lector decepcionado tras una última página sin final.

¿Puede ser la vida un cesto de fantasías sin colmar, y el eterno deseo de un mañana en que se realizarán? No tengo respuesta, pero sí recuerdo que tras aquel día sólo ha habido desencanto. Desde entonces, muchos días han terminado con los míos preguntando si me pasa algo. Yo miré dentro de mí, mas no encontré nada, ni siquiera una cascada que superar. Tal vez viví en mis carnes el choque entre pasado y futuro, instalado ya de por vida con pensión completa y trato de favor. Tal vez, surgió el presente como reflejo distorsionado de lo que un día fue, y como lacayo del delineante que traza las sombras de la incertidumbre.

Tras aquello, quedó una mirada taciturna, una sensación de no entender nada, y un canto a la paciencia como solución de emergencia. Puede que el hoy sea un punto de partida, pero también un castigo merecido, que dolió porque estaba en el guión y porque, simplemente, tenía que doler. Hoy no hay enfado, miedo ni tristeza. Ni siquiera cascada. Es sólo incomprensión ante una partida de cartas en la que no sé cómo carajo jugar.

marzo 07, 2009

El Luchador

Leyendo algunas de las opiniones registradas en las últimas fechas sobre El Luchador, uno siente que la película llega acompañada por un cambio en el concepto que parte de la crítica tiene al respecto de su director, Darren Aronofsky. Lo que en el año 2000 fueron descalificaciones para el magistral retrato sobre el infierno de la drogadicción que representó Requiem por un Sueño, se han convertido en halagos ante el giro hacia la austeridad que representa El Luchador. Uno se pregunta el por qué del rechazo hacia el cine experimental que evoca una parte de la crítica, defensora incansable de una visión del séptimo arte que condena todo aquello que rompa los cánones del cine clásico. Es posible que el acomodamiento de dicho sector, acompañado por una inadaptabilidad a los nuevos tiempos y una indefendible pereza, esté detrás de todo ello. En estas condiciones, no sorprende que ver a Aronofsky defendiéndose en terrenos mucho más convencionales que los explorados hasta ahora sea celebrado por quienes le mandaron al paredón en su día.

El Luchador es, ante todo, el retrato de un perdedor. Mickey Rourke, renacido de sus cenizas para protagonizar el mejor papel de su carrera, se basta para llevar sobre su enorme espalda el peso de una película que enfoca la derrota como consecuencia irreversible de una gloria imposible de perpetuar en el tiempo. En su inútil camino redentor, Rourke se verá reflejado en una stripper amenazada por el paso de los años, constituyendo éste el penúltimo apeadero antes de enfrentarse a una decadencia física y moral tan contundente como imposible de salvar. Aronofsky aprovecha la jugada para penetrar en un mundo tan superficial y desconocido como el del Wrestling profesional, adoptando una perspectiva neutra, más propia del curioso que del denunciante, y sacando a la luz lo que sabemos desde hace años : que el wrestling es un show en el que el apaño sólo puede competir con la fecha de caducidad.

Tras haber visto a Darren Aronofsky experimentar con Pi, asombrar con Réquiem por un Sueño, y fracasar con la soporífera La Fuente de la Vida, la aparición de El Luchador puede constituir un interesante acontecimiento para quienes hemos seguido su carrera con interés. El Luchador, notable película sin lugar a dudas, puede ser un impás, o un punto de inflexión hacia lo que muchos considerarán como "la madurez del cineasta". Yo siempre preferiré al director arriesgado que al convencional, pero Hollywood es un lugar donde, entre otras cosas, también hay que ganarse la vida.

marzo 02, 2009

Galicia y País Vasco : La Interpretación del Voto

Las Elecciones Autonómicas acaecidas este fin de semana en Galicia y País Vasco han servido, entre otras cosas, para constatar dos de los elementos más representativos de la actualidad política del Estado Español : el estancamiento de una transición política que aún está por llegar, y la conformación de un marco político cada vez más concentrado. Los resultados, más allá de dar lugar a interpretaciones muy diferentes, confirman que España sigue sin encontrar alternativas que convenzan a la ciudadanía, y que la sensación de avanzar en círculo es cada vez más evidente.

GALICIA

Galicia, respetando una tradición eminentemente conservadora, ha sido recuperada por el Partido Popular en lo que podríamos entender como un acto de normalidad. Es razonable pensar que la comunidad gallega haya sido el primer feudo donde el PSOE ha sido castigado por su gestión de la crisis económica, pero el criterio del votante gallego hace pensar más en el regreso a los orígenes que en una vuelta de tuerca. Touriño ha desaprovechado sus cuatro años de gobierno para ganarse a los suyos, dejando aroma de político menor, con poco empaque, escaso carisma y claro perfil de temporero. Es previsible que su dimisión conlleve un replanteamiento del difícil papel que le espera al PSOE en tierras gallegas, pero también es cierto que Feijoo, pese a su holgada victoria, no tiene el inagotable crédito que poseía Fraga ante la ciudadanía.

Galicia, además de confirmar la consistencia de un PP que parece remontar el vuelo, se presenta como un interesantísimo marco para medir la esencia del partido que parece querer reconstruir Rajoy, así como su interacción real con el Gobierno de Zapatero. Galicia puede ser distinta a Madrid o Valencia en cuanto a que el gobierno va a ser ejercido por políticos de nuevo cuño, respaldados abiertamente por Rajoy, y posteriores al neoconservadurismo de Aznar.

PAÍS VASCO

En lo que respecta al País Vasco, el panorama se presenta lleno de incertidumbre. En este caso en particular, sería interesante razonar sobre la interpretación que se deba dar a los resultados. Hoy leemos unas declaraciones de Pepe Blanco, en las que afirma que el PSE puede gobernar en minoría. Si consideramos que el Partido Socialista ha sido el segundo partido más votado, con un 30% de los votos, permitidme que considere estas declaraciones como extremadamente arrogantes. No creo que el resultado electoral legitime al PSE para gobernar sin el apoyo de otro partido.

He hablado de interpretación del voto, y quiero aclarar este punto antes de seguir. Una de las preguntas que debe hacer el PSE es qué esperan sus votantes. A diferencia de las Elecciones Generales, donde parte del nacionalismo le insufla votos para bloquear el gobierno del PP, el voto que pueda recibir el PSE en el País Vasco llega, aparte de la izquierda no nacionalista, desde gente que cree en el PSE como partido visagra. Pactar con el PNV implicaría apostar por el aislamiento del PP, pero vista la repercusión que podría tener tal decisión en el resto de España, y contando con las ambiciones soberanistas de Ibarretxe, es bastante difícil creer en esta solución de gobierno. Más factible parece un pacto absolutamente imposible en otras áreas de España, y que conformaría una coalición entre dos sensibilidades tan distintas como PSE y PP. El éxito de una coalición no nacionalista podría marcar un antes y un después en la manera de hacer política en España, pero no podemos olvidar los riesgos de aislar del gobierno a un nacionalismo que ha sumado cerca de la mitad de los votos, y cuyo representante más radical sigue condicionando la realidad del País Vasco. ETA, a pesar de su hecatombe política, es un enfermo que, lejos de acariciar la muerte, tose con fuerza desde la sala de un hospital para recordar que sigue ahí. Sería un error olvidarlo.

Planteadas las variables, es papel del PSE interpretar el voto, puesto que parece claro que la pelota está en su tejado. El PSE debe preguntarse si el resultado electoral es una victoria del no nacionalismo, o si cabe otra interpretación. Arrogante me parece, no obstante, creerse legitimado para gobernar en solitario. También es tiempo de preguntas para un PNV que parece condenado a suavizar posturas. De las respuestas, deberían salir las conclusiones que determinen un gobierno que, como lamentablemente sabemos, deberá lidiar con una realidad mucho más perversa que las que vivimos en el resto de España.